... A Caminho

Filosofía cicloturista :)   "No todos los que vagamos por ahí estamos perdidos..."  J.R.R.  Tolkien
Disfrutar cada minuto...  Centrarse en vivir el presente, el pasado, pasado está y el futuro no existe.

Salí a las 9h de Vila Real rumbo a Miranda do Douro...  Continué lo más cerca posible del curso del río Douro y rumbo este.  Un sube y baja con los cultivos de viñedos aún dibujando el paisaje en cualquier horizonte, adaptándose éstos a la geografía montañosa del Alto Douro en la zona de Tua.
Paisaje lleno de ese vino que se ve y que se escucha, que se siente y que emociona.  Que nos enseña a cultivar la paciencia...  a aprender a descubrir el ritmo de las cosas.  A ser conscientes del laborioso proceso de elaboración de un buen vino, y con ello, a apreciar todo su valor...  Slow.
A intentar, por tanto,  Click:  Conceder a Cada Cosa El Tiempo Que Merece.

Sí, vagando dirección este...  y en el km.85 más o menos, ver una tentadora señal en la carretera  que decía: Bragança 96km...  ésta estaba custodiada por un León  blanco.  Sí, ya lo sé, le dije, tu Castilla...
"mi caaasa, mi teléeefono, la cecinaaaa..."  entonces la brújula (invisible) que llevo no se pudo resistir y cambió un poquito hacia el norte la dirección de sus agujas, y con ello el rumbo de mis pedaladas.

Cuando llevaba 113km ya eran casi las seis de la tarde y decidí parar, madrugar cunde. 

Encontré un lugar espectacular para acampar en los alrededores de Mirandela.  Y como premio a la etapa más larga de este Bici Enredar por Portugal, disfruté de otra puesta de sol, y un poco más tarde del brillo de la luna, la que aquella noche estaba casi llena.  Llena como mis alforjas interiores, de riqueza por la experiencia tras cada kilómetro recorrido.

Al llegar a Bragança fui directamente al puesto de los  Bombeiros Voluntários PT,  sí sí, como leéis, voluntarios...  porque en Portugal tienen más bomberos voluntarios, los cuales pueden comenzar su formación desde los dieciséis años, que funcionarios, y ambos tienen que pasar el examen...

Era la primera vez que en el transcurso del viaje me acercaba hasta uno de estos puestos para pedir pernocte.  Me dejaron dormir esa noche allí y, al día siguiente, acampé con ellos en Rio Colado, Quintanilha, por motivo de la celebración de la fiesta popular Da Ribeirinha.  Allí también había compañeros llegados desde sus respectivos puestos de bomberos, los del otro lado de la frontera, desde las Españas.  Pasé una divertida noche de fiesta, música y cerveza, por cierto, aquí lo de la cerveza con limón no se estila mucho, de manera que, para los que como a mí, la cerveza a palo seco les sepa amarga, no olvidéis incluir en las alforjas, maletas y demás, unas cuantas latas de refresco, pues eso, de limón, yo es que esa tarde-noche seguía estando a uvas.

 Cada vez más cerca...  estoy a un ancho de río, el Maçãs.