Vuelta a la carretera con las ventanas de mi mente abiertas de par en par, todo lo vivido en días anteriores lo percibí con una enorme profundidad, el disco duro de la cabeza estaba lleno de momentos y vivencias que digerir y organizar, para seguir adelante en el camino hubo que dejar otros atrás.
Allí arriba a lomos de mi elegida soledad con ruedas puse rumbo hacia Setúbal, donde pasaría otra noche a la intemperie conmigo y mis pensamientos. ...Sigilo y arrozales en el camino.
Más que la "Rota dos Vinhos" parecia la de "Os Ninhos" (nidos) porque estaba repleto de ellos.
Práia de Comporta (al fondo las montañas de Setúbal, La Arrábida, Sesimbra)
Tróia, ferry Setúbal
Amaneciendo a las afueras de Setúbal... Creo que fue el día que más temprano comencé a pedalear, las 9:45h, vamos, un lujazo, debe ser que mi subconsciente estaba expectante por lo que había oído de la subida que me esperaba esa mañana, quien sabe... No fue una noche demasiado fría, apenas un ápice de relente, por lo que esta vez no hubo que esperar por el desperezar de la tienda de campaña.
Otro café "galão", esta vez con un "pastel de feijão" para cargar la pila y ciclar las cuestas arriba de La Arrábida, carretera que se encuentra dentro del Parque Natural con el mismo nombre. Llegaría esa misma mañana hasta Sesimbra.
Miraba la cuesta y pensaba... más largo es el día...
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